Era una hermosa niña, blanca como la nieve, con el cabello negro y la carita sonrosada. Su madre, la reina, murió al traerla al mundo y, años mas tarde, el rey volvió a casarse, dándole una madrastra que gustaba hablarle a su espejo.
Blancanieves era el nombre de la niña, y su madrastra, bella, pero fría y cruel, no dejaba de preguntar a su espejo: "¿Soy yo la mujer más bella?". Y el cristal decía que sí, pero al crecer Blancanieves, se hizo más linda y un día la madrastra obtuvo esta respuesta: "Tú ya no eres la más bella, ahora lo es la linda Blancanieves". La mujer no soportó la verdad, llamó a uno de los servidores y sin rodeos, le ordenó: "LLévate a Blancanieves al bosque, la matas y tendrás buena recompensa". El hombre, que conocía a la princesa hacía mucho, la llevó allí, pero no le hizo daño.
"La reina quiere matarte, por favor no vuelvas sino yo seré el muerto", le dijo y se alejó abandonándola.
Sola, Blancanieves creyó morir de miedo, pero la aparición de una casita le devolvió la vida. Entró, no había nadie y todo era muy chiquito. Comió algo y se quedó dormida. Al llegar sus dueños, los siete enanitos, percibieron que tenían un extraño visitante: era una princesa y la despertaron con tantos cuchicheos. Blancanieves trató de huir, pero se lo impidieron. Les contó sus penas y los siete enanitos juraron que la iban a cuidar toda la vida.
Y en el castillo, la reina enfurecía luego de oír que su espejo le decía: "La más bella es Blancanieves y vive en casa de unos enanitos". Descubierto el engaño, ella misma se disfrazó de mendiga y fue en busca de Blancanieves, para darle la manzana envenenada que iba a causar su muerte.
Los siete enanitos lloraron la muerte de Blancanieves junto con los animalitos. La iban a sepultar, pero estaba tan lozana que optaron por colocarla en una urna de cristal, y durante años llegaban allí para venerarla.
Fue entonces que llegó al lugar un bello príncipe, alertado por la leyenda de Blancanieves, y al verla, pidió a los enanitos que le permitieran llevársela con él, pero ellos no le aceptaron la propuesta. En cambio, la veneró día y noche, hasta que no dudó en darle un beso y la bella Blancanieves volvió a la vida como por encanto. El hechizo había acabado, los enanitos lo celebraron, la reina murió de envidia, el príncipe pidió su mano y fueron muy felices. Fin
MORALEJA: El amor lo vence todo
Los Hermanos Grimm
VIDEOS CON LA HISTORIA DE BLANCANIEVES:
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